Si sos de esas personas que adoran el buen tiempo y  disfrutan de la costa al 100%, puede que estés pensando en trasladar tus entrenamientos a la playa.

No hay nada más saludable para tu organismo que caminar por la orilla del mar. Es uno de los mejores ejercicios que se puede hacer ya que es muy beneficioso para estimular la circulación del flujo sanguíneo, prevenir la aparición de varices, fortalecer los músculos o quemar calorías.

Si querés salir a correr por la playa, te damos unos consejos a tener en cuenta para hacerlo de la forma más segura posible. Tomá nota.

  • Precaución al correr descalzo:

Si no estamos acostumbrados a correr descalzos podemos hacernos heridas en los pies o lesionarnos a nivel muscular. Para empezar se pueden alternar series cortas con los pies descalzos con series más largas calzados, y así progresivamente podremos ir introduciendo más distancia sin calzado hasta que el pie se acostumbre. Lo más importante en este caso es realizar una buena progresión de correr calzado a correr descalzos.

  • Tené cuidado con el calor y las mareas

A la hora de salir a correr por la playa debes elegir el mejor momento del día y saber cuáles son los horarios de la marea.

Lo principal es que no salgas a correr durante las horas de más calor (de 10:00 a 16:00). Así evitarás el riesgo de padecer una deshidratación, una insolación o un desmayo. La mejor opción suele ser a primeras horas de la mañana (de 6:00 a 9:00).

  • Corré primero por la arena húmeda:

Es un terreno más estable y nos servirá de calentamiento para después correr por la arena seca, donde el trote se hace más pesado e inestable.

  • Cuidado con los desniveles:

Normalmente las playas suelen tener cierto desnivel hacia el mar. Si ese desnivel es mucho puede que forcemos la articulación de la rodilla y tobillo para salvar dicho desnivel y acabemos lesionándonos. Es importante que antes de empezar a correr por la arena fortalezcamos nuestras articulaciones con el trabajo de fuerza.

  • Escuchá la música del mar y date un chapuzón

Ya que estás junto al mar ¡aprovechalo! Dejá en casa el reproductor de música y escuchá el sonido de las olas y del océano. No hay nada más estimulante que escuchar sonidos u olfatear olores a los que no estás acostumbrado.

Y después de entrenar… ¿Por qué no darse un baño? En lugar de irte a casa sin más, podés aprovechar y acabar de relajarte dándote un chapuzón en el mar.

Como ves, correr por la playa no es todo lo idílico que posiblemente pensabas. Tiene sus riesgos y es muy importante tenerlos en cuenta antes de lanzarse a la aventura.

Si sufres o has sufrido una lesión reciente no es aconsejable que realices esta práctica. Y si eres principiante o un corredor inexperto puedes hacerlo, pero con todas las precauciones posibles.